02 abril 2012

Y... ?





... Donde diablos andará mi unicornio ?



07 junio 2010

Con las manos en los bolsillos







El alba se presenta extrañamente luminosa, como si el cielo hubiera perdido la memoria y tratara de pintar sus colores echando mano a algún recuerdo algo trasnochado. ¡Vaya!... -se dice- , quizás la naturaleza misma ha tenido una mala noche.

La calle vestía su acostumbrado manto de basuritas. Los escolares rezagados se escarbaban las legañas mientras trotaban hasta el paradero, las vecinas despeinadas, en buzo o en bata de dormir, arrastraban de la mano a los mas pequeños que amenazaban con iniciar la próxima revolución de los pingüinos in situ, en protesta por la temprana hora, parecieran decir, ¡como diablos el mundo puede partir a una hora tan maldita como a las… siete de la mañana! Al ver esto él no hace mas que sonreír divertido pensando en aquella hija del sol que siempre se despierta cuando el mismo astro rey yace muy en alto, que ironía… la hija del sol que hoy por hoy vive mas cerca del abrazo de la madre luna. -sonríe otra vez- . Lo cierto es que desde hace algunas noches él tampoco ha conseguido conciliar el sueño, con los ojos pegados en el techo se dedica a imaginarla a ella también con los ojos pegados en el techo, dando vueltas y vueltas en aquella cama en donde algunas veces él también ha esperado el alba, sin hacer nada mas que observar su silueta, la curva de sus caderas, la cascada de su cabellera descendiendo por los hombros suaves, como si fueran colinas distantes y proscritas de toda caricia que no fueran las suyas, sintiendo la suave exhalación de su pecho dormido. Pero que quimera, nada mas lejos de la aplastante realidad, ella no duerme, solo pretende hacerlo, él la adivina allí a su lado, completamente inmóvil y ausente, tal vez escapando de algo que él no puede o no quiere comprender o aceptar, si tan solo hubiera decidido dejar de lado el temor, o tal vez la indiferencia, o tal vez la abulia, o tal vez la nostalgia o tal vez…, lo que fuera, podrían haber charlado tanto y de tanto, haberse puesto alegres y reír como tan bien lo hacían al comienzo.


El día no estuvo muy mal, solo estuvo mal. El calendario entero esta lleno de lunes. La calle se viste entera de brillos ambarinos que van cortando las sombras añiles, las siluetas de los pocos caminantes que le anteceden son solo figuras sin gracia, sin rostros, sin voces, la brisa se ofrece tibia y tranquila, ni siquiera las hojas se atreven a cabriolar en este invierno de utilería, ¡ufff!... son demasiadas cosas las que extraño -se dice-, toda su gracia y poesía, toda su magia dormida, extraña la brisa fresca, aquel toque que se cuela por el cuello de la camisa haciéndole juntar los hombros y estremecer, extraña el baile de las hojas marchitas alrededor de sus pasos, las nubes oscuras, la delgada línea brillante en que se convierte el horizonte antes y después de la tormenta, los cielos incendiados de ocasos bermellones y por que no… también la lluvia, aquella bendición para la tierra que sobre el asfalto se torna infierno, son demasiadas cosas que extraño -se dice otra vez-, siempre le ha molestado tanto la vaguedad, la maldita indeterminación, las cosas son o no son -se dice-, pero incluso los elementos le recuerdan lo contrario. Después de todo, entre el blanco y el negro existe una amplia gama de grises, pero aceptarlo es como intentar detener agua en un puño cerrado. Así nada mas que seguir con las manos en los bolsillos caminando hacía ninguna parte, solo caminar y caminar esperando que las horas pasen y tal vez y solo tal vez, el repique del teléfono que se muere de angustia en el bolsillo le lleve mas tarde hasta la puerta de aquello que mas extraña, tal vez hacía un abrazo, a una sonrisa y ojitos pequeños, tal vez a la ausencia de los mismos, quien sabe, esa es la maldita cuestión, en eso radica todo, todo se equilibra en un tal vez…

Mañana es otro día con sabor a lunes pese a lo que diga el calendario. Ya no quedan vehículos en la calle, la luz roja del semáforo parece lo único vivo que llama desde la acera de enfrente, él solo se queda ahí… esperando.

27 mayo 2010

Hoy







Hoy el viento se ha llevado algo mas que las hojas a mis pies. Y entonces, mientras el cielo se arropa con millones de gotitas dormidas, se declara un nuevo ocaso. ¿De donde viene esta hermosa acuarela etérea?, que entre rojos, bronces y violetas, va tiñendo las cenicientas motas de algodón allá en lo alto. Aquellas nubes flotan cual gráciles dragones imposibles, tan cerca y tan lejos, como lo es hoy tu sonrisa.

Poco a poco otro día se consume, y te recuerdo, mientras observo como los astros se revelan centelleando desde la noche de los tiempos, mientras los árboles se desnudan suavemente y se entregan al sueño de otro invierno, y te pienso, mientras despacio se viene el sosiego y me recuerda que así es cada tarde, siempre tan llena de finales.

Y entonces la noche y tu ausencia, la calle y las farolas, tus labios prohibidos y tus besos en la memoria, y te siento, cada vez mas y mas lejos, y entonces comprendo.

Hoy el viento se ha llevado algo mas que las hojas a mis pies.

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20 mayo 2010

Carta a la hija del Sol





Y entonces caminar otra vez sin saber a donde se va. Solo me queda dibujarte en el imaginario de estos días en que no te tengo. Bosquejar tu rostro línea a línea, trazar tu sonrisa. Aquella que siempre viene a mi mente y termina por dibujar otra en mis labios.

Camino por calles sin nombre. Aquellas que no se deleitan con el recuerdo de tus pasos, y te pienso. Mientras el día se vuelve noche y las luces ambarinas cubren malamente la desdicha de los días en que me haces tanta falta.

El frío soplo de este otoño muerde el rostro mientras la angustia se prolonga ante la ausencia de la “primera estrella de la tarde”, aquel astro luminoso, divino y grácil que eres tú. Así sin mas sigo llevando mis pasos entre la muchedumbre, tratando inútilmente de encontrarte en la sonrisa de otras bocas, intentando descubrirnos en la dicha franca que se observa entre aquellos que de la mano van delante de mis pasos. Caminar sintiendo que con cada día mas de tu silencio, poco a poco me sumerges irremediablemente en el rincón más austral de tus recuerdos, entonces te nombro. Y mis palabras al viento esperando que Ehécatl te lleve mi voz, allí, en donde quiera que te encuentres iluminando todo con tu sonrisa.

Entonces, en una esquina cualquiera, un café me invita al refugio de sus calidas luces, mientras afuera la noche se ha resuelto entre sombras azules que devoran las siluetas, y ahí estas, otra vez tú, sonriéndome desde el otro extremo de la mesa tras la humeante tasa entre mis manos, apenas un sueño, un delicado espejismo que intento acariciar en la mejilla y que se diluye como el breve tiempo en que me regocije inventando un nosotros, apenas un suspiro en el devenir de los días en que todo era mejor si lograba verme en tus ojos.

Y entonces caminar otra vez sin saber a donde se va, mientras tus besos aun arden en mi boca, mientras mis manos extrañan ser caricias que recorren tu espalda, mientras mi abrazo aun se pretende tu refugio, mientras aun puedo escuchar la canción que me enseñaste, la misma que aun puedo oírte cantando entre susurros, como aquella tarde “entre pairos y derivas”, en que la mítica serpiente emplumada voló de tus labios… a mi boca.

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13 mayo 2010

Ella


Origen de la imagen aquí



Ella es algo más que simplemente una mujer. Ella es un sueño, tal vez la respuesta a todas las plegarias, a todos los deseos, a toda la espera. Ella es belleza, encanto, sonrisas, alegría, ritmo, caderas, misterio.

Ella es el abrazo calido, el beso furtivo y a veces esquivo. Ella es el suave deslizar bajo mis dedos, ella es pasión y fuerza, bondad y carácter. Es la palabra dulce que acaricia y el regaño que despierta y estremece. Ella es mi sonrisa, mi anhelo, el rápido palpitar en mi pecho, es a veces la angustia que aprieta fuerte la garganta cuando me faltan sus ojos.

Ella es el resumen de las horas, es noche y alba, es contemplar desde lo alto la ciudad que duerme en apariencia. Ella es aquellas largas caminatas al anochecer, la frescura de la brisa que muerde las mejillas mientras dejo atrás su puerta. Ella es cultura ancestral, ella es tradición y orgullo de la sangre, un mundo de intensos matices multicolores, ella es todo descubrimiento, un imperio completo de aromas, sabores y sonidos nuevos.

Ella es toda energía y movimiento, es salud, mente y ciencia, ella es conocimiento, mitología. Ella es compañía y amigos, ella es vino dulce y chocolates, es paciencia, comprensión y reflexión. Ella es historia, danza y trova, ella es el mirar dulce y amable, a veces tristeza y nostalgia.

Ella es dormir hasta tarde, es cabello revuelto y ojitos pequeños, es un lento despertar tras el insomnio. Ella es grandes ventanales, terraza y plantitas secas, ella es urbe y cemento, es vértigo y nubes, es noche y luces, almuerzo, cena y un café a medía tarde, y es la sed en mi boca después de amar.

Ella es un océano de aguas tibias y claras, ella es todo luz y norte, ella es un día de sol con sonrisas y una cerveza en la mano, ella es arena blanca, canto de gaviotas sobre las cabezas, ella es piel y calor.

Ella es una tablita de quesos y manzanas, es maíz, frijoles y ají, agua de hierbas, es café y galletitas con manjar. Ella es también aquellas palabras que me anudan la lengua y provocan su risa. Ella es esfuerzo, templanza y coraje. Ella es amar en el lecho donde duerme el sol. Ella es ausencia y silencio, ella es una promesa, es mi hoy y mí ayer, mi silencio, mi deseo, mi refugio, mi alegría y mi tiempo.

Ella es eso y todo lo demás

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